La literatura está llena de caminos, recorridos que muchas veces se pierden entre la desazón de proximidades difusas. Son pocos los escritores que logran dejar huellas imborrables, señales de esos espacios que uno recorre siendo conciente de lo que podrá encontrar. Sin duda, José María Arguedas nos enseñó que caminar por la brecha correcta no es un oficio, es un deber. Y son pocos los que se han atrevido a concretar esta empresa. Por todo esto qué mejor opinión que la del propio maestro para reconocer a aquellos valientes que se han atrevido, desde distintas trincheras, ya sea crítica como creativa, a finalizar la empresa. Aquí el testimonio personal de José María Arguedas sobre un referente crítico y creativo de la literatura de la violencia política: Julio Ortega.
La carta dice:
27 de diciembre 1966
Estimado señor Ortega:
Lei con interés creciente su nota sobre Nicanor Parra
publicada en "7 Días" de "La Prensa." Permítame felicitarlo
por los descubrimientos que nos ofrece sobre la obra de
Parra y también por la bella precisión con que escribe.
Me animo a escribirle estas lineas porque se que Ud. es
muy joven y causa regocijo comprobar que un creador es al
mismo tiempo un excelente descubridor. Lo saluda muy
cordialmente,
José María Arguedas
(Disculpe, también cordialmente, el papel en que le escribo)
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